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martes, 28 de junio de 2011

Los que nos cuidan.. o galería del terror

FICHAS

Luis Cárdenas Palomino, alias ‘El Pollo’
Coordinador regional de la Policía Federal
Le dicen “El Pollo” porque en la SSP se le considera el rostro “más amable” del equipo de Genaro García Luna. Es el que, dicen, tiene mejor aspecto físico.
Hijo de Cuauhtémoc Cárdenas, comandante de la antigua Policía Judicial Federal, decidió seguir los pasos de su padre.

En 1987 fue acusado de homicidio culposo tras confesar de viva voz que fue cómplice de un triple homicidio en la colonia Lindavista.

Fue fichado y se le giró orden de aprehensión por ese crimen, pero se pudo librar gracias a un amparo.
Nada lo detuvo para cumplir su sueño, y se convirtió en agente de la Policía Judicial del Distrito Federal.
Ayudó a García Luna a fundar la Agencia Federal de Investigación, donde algunos elementos lo han acusado públicamente de bloquear investigaciones contra bandas de secuestradores y narcotraficantes.

Actualmente tiene abierta una averiguación previa en la Procuraduría General de la República (DII/113/DF/06) por abuso de autoridad y lo que resulte.
En el equipo de García Luna ocupa el puesto clave para coordinar los operativos policiacos en todo el país. Hace unos días aspiraba a convertirse en el nuevo titular de la AFI, pero el cargo fue asignado a su segundo al mando.

Facundo Rosas Rosas, alias ‘Terminator’
Comisionado de la Policía Federal
Aunque es un hombre de pocas palabras, con apariencia de serio y formal, quienes lo conocen bien señalan que es más animado de lo que parece.

Cuando el equipo hace reuniones sociales, le gusta llegar en su motocicleta vestido con chamarra negra y lentes oscuros, de ahí el apodo de “Terminator”.
Es ingeniero agrónomo y trabaja con Genaro García Luna desde 1989. Era muy cercano a la comandante Lorena González Hernández, otra ilustre integrante del grupo.

Facundo Rosas y Lorena González solían llegar juntos a las fiestas del equipo, pero cuando ella fue detenida acusada de haber participado en el secuestro de Fernando Martí en 2008, él dijo que ni siquiera la conocía.
En una declaración ministerial rendida por un testigo protegido que había sido miembro del Cártel de Sinaloa, el nombre del jefe policiaco “Facundo” salió a relucir como uno de los altos funcionarios de la SSP con quien presuntamente Enrique Bayardo –un funcionario de segunda línea del equipo– tenía que compartir los sobornos que recibía.

Édgar Millán Gómez, alias ‘Commander’
Ex comisionado de la Policía Federal
Un muchacho de barrio que soñaba con ser policía llegó al puesto máximo de la Policía Federal.

Y cuando estaba en la cumbre de su carrera, fue ejecutado. Sucedió el 8 de mayo de 2008 en el barrio bravo de Tepito, cuando llegaba a una propiedad de sus padres.
De todos los que han trabajado para García Luna, era el que tenía más años de amistad con “El Jefe”.

El presidente Felipe Calderón y “El Jefe” le rindieron un homenaje de héroe al envolver su féretro con la bandera nacional.

“Descanse en paz, con el honor del deber cumplido, Édgar Millán Gómez”, dijo García Luna en las exequias.
Meses después, en los informes elaborados por la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, su nombre quedó asentado como el del presunto protector de Sergio Ortiz Juárez, líder de la banda de secuestradores que plagió al menor Fernando Martí.

Y el 9 de marzo de 2009, José Salvador Puga Quintanilla, “El Pitufo”, acabó con el mito: reveló que desde 2007, Édgar Millán y algunos de sus compañeros recibían instrucciones y sobornos del Cártel de Sinaloa.

Gerardo Garay Cadena
Ex comisionado de la Policía Federal
Este policía federal contaba con una triple certificación de control de confianza: PGR, DEA y Policía Federal.

Fue el predecesor de Millán como comisionado de la Policía Federal y se le presentaba como un hombre de acero.
Era también uno de los colaboradores más cercanos de García Luna, con más de 15 años de formar parte del mismo equipo.

En 2008 dejó de usar el oscuro uniforme de la Policía Federal para portar el de preso. En octubre de ese año fue acusado de haber estado al servicio del Cártel de Sinaloa desde que trabajaba en la AFI con Genaro García Luna. Se supone que recibía órdenes directas de Arturo Beltrán Leyva, entonces integrante de la organización criminal sinaloense.
Pese a los intentos de “El Jefe” para que librara la prisión como otros miembros de su equipo, Garay Cadena está recluido en el penal de mediana seguridad de Tepic, Nayarit.
Hace unos meses le prometieron que ya iba a salir de prisión, pero al final no ocurrió.

Francisco Javier Gómez Meza
Ex director del Penal de Máxima Seguridad de Puente Grande, Jalisco
Luego de una década de trabajar con rango de burócrata de tercer nivel en la PGR, el policía Francisco Javier Gómez Meza recibió el ascenso esperado. Cuando García Luna llegó a la AFI, lo promovió para el puesto de director general de Mandamientos Judiciales. Y así inició una trepidante carrera policiaca.
Comenzó a ser investigado por la PGR desde 2008, junto con Garay Cadena, por sus presuntos nexos con el narcotráfico.

Pero la lealtad a “El Jefe” tuvo su recompensa: García Luna lo nombró director del Penal de Máxima Seguridad de Puente Grande, Jalisco.
De ser el responsable de la prisión donde se encuentran los narcotraficantes más peligrosos del país, pasó a convertirse en un recluso más.

El 28 de octubre pasado fue aprehendido por orden de la PGR acusado de servir al Cártel de Sinaloa y de recibir sobornos de esa organización.
Gómez Meza pertenecía al equipo cercano de García Luna desde hacía 10 años, cuando empezaron a trabajaron juntos en la Agencia Federal de Investigación (AFI).

Igor Labastida
Director de Investigaciones Especiales y coordinador general de Tráfico y Contrabando
Conoció a Luis Cárdenas Palomino y Francisco Javier Garza Palacios en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), en la Delegación Iztapalapa.
Desde entonces, sus intereses comunes los hicieron inseparables, pero antes de sumarse al equipo, fue subdirector de Seguridad Pública del municipio de Naucalpan (2000-2001), hasta que el 1 de enero de 2001 decidió unir su suerte profesional a la de sus viejos amigos.

Empezó como subdirector de área en las oficinas de la AFI en la delegación metropolitana de la PGR. Después ascendió a inspector general, director de Investigaciones Especiales y coordinador general de Tráfico y Contrabando.
Su vida fue truncada el 26 de junio de 2008, cuando lo acribillaron mientras comía en una fonda de la Ciudad de México. Según reportes extraoficiales, ese día fueron encontrados un millón de dólares en su camioneta Cadillac.
Tiempo después, su nombre apareció vinculado a la banda de Sergio Ortiz Juárez y a un narcotraficante llamado George Khouri Layón, “El Koki”, quien llevaba vida de junior.

Igor Labastida tiene una colección de imputaciones directas por presuntos vínculos con el Cártel de Sinaloa, al igual que Edgar Eusebio Millán y Gerardo Garay Cadena.

Luis Manuel Becerril Mina
Ex comisario de la PF
Luis Manuel Becerril Mina era parte de la pandilla que se formó en la Procuraduría General de Justicia del DF.

Fue compañero de “El Pollo”, “El Frutilupis” e Igor hasta que se fue de avanzada a la Policía Judicial Federal para probar suerte.
Tras la llegada de sus amigos a la corporación, su carrera fue en ascenso. Cuando el equipo se cambió a la SSP, Becerril Mina se integró al grupo con el cargo de comisario de la Policía Federal adscrito a la oficina del comisionado de la corporación, que entonces era Edgar Millán.
Llegó a acumular tantos méritos, que fue promovido por “El Jefe” a una nueva misión.
El 30 de abril de 2008 renunció a su cargo para irse, por recomendación directa de Luis Cárdenas Palomino y Genaro García Luna, a encabezar la Policía Ministerial del Estado de México.

Al poco tiempo de su llegada, “se comenzó a calentar la plaza” y fueron ejecutados 24 hombres cuyos cuerpos aparecieron en un paraje de La Marquesa, cerca de Toluca.

Su paso por el Estado de México dejó muerte y desorden. Finalmente, fue relevado del cargo.
Pero “El Jefe” no perdió la fe en él y lo recomendó para ser director de la Policía Municipal de Bahía de Banderas, en Nayarit, uno de los cotos de poder del Cártel de Sinaloa. Permaneció en el cargo hasta el 1 de junio de 2010.
Dejó abruptamente el puesto, pero no por un nuevo ascenso, sino porque fue detenido acusado de proteger desde hacía varios años al Cártel de Sinaloa.

Armando Espinosa de Benito, alias ‘El Güero’
Coordinador de Inteligencia de la Policía Federal
El comandante Espinosa de Benito es de los más veteranos del equipo y uno de los mejores ejemplos de la cultura del “esfuerzo” dentro del círculo cercano a Genaro García Luna.
Gracias a su experiencia como custodio y luego como elemento de la Dirección de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia (DIP), una de las corporaciones policiacas más corruptas que han existido, ha aportado conocimientos al grupo, pese a que sólo concluyó sus estudios de preparatoria.

Su padre tenía un puesto de tacos en la colonia Portales, negocio que ahora maneja uno de sus hermanos.
Hoy es reconocido por “El Jefe” y el resto de sus compañeros por su buen gusto para los relojes caros, las bodas espectaculares de sus hijas y los viajes que él les paga alrededor del mundo.

Sergio Barragán Villarreal, quien declaró con el seudónimo de “Mateo” que adquirió como testigo protegido de la PGR, lo acusó de recibir dinero de “El Chapo” Guzmán y que por eso Arturo Beltrán Leyva ordenó su muerte.

Lorena González Hernández, alias ‘Macarena’
Subdirectora del Área Antisecuestros de la Policía Federal
Lorena era una joven recién egresada de la carrera de Negocios Internacionales del Instituto Politécnico Nacional que decidió dejar a un lado su vocación profesional para ser policía federal.

En 1999 cumplió su objetivo al ingresar a la Policía Judicial Federal. Cuando “El Jefe” García Luna llegó a la PJF y la convirtió en la AFI, Lorena encontró muy pronto un lugar en el equipo trabajando para Luis Cárdenas Palomino y Facundo Rosas Rosas.
Pese a su aspecto menudo y frágil, desde 2004 era investigada por su presunta participación en secuestros junto con Sergio Ortiz Juárez, “El Apá”, conocido como el líder de la Banda de La Flor, pero eso no impidió que fuera escalando posiciones en la corporación.
Facundo Rosas Rosas le tomó tanto aprecio, que en 2007 se la llevó a la Policía Federal con un sueldo de 70 mil pesos mensuales, el grado de subinspectora y el cargo de subdirectora de Secuestros y Robos, el cual ostentaba en 2008, cuando fue acusada de ser presunta copartícipe en el secuestro de Fernando Martí.

García Luna y Rosas Rosas dijeron que ella no trabajaba en la Policía Federal. Tal vez mintieron para proteger al equipo.

Es tanto el compañerismo entre ellos, que a casi dos años de haber sido detenida Lorena González Hernández, la Policía Federal presentó a una mujer que apenas y podía sostenerse en pie como “La Güera”, María Elena Ontiveros Mendoza.
Ante una cámara de video, afirmó que ella había sido la secuestradora de Fernando Martí. Exculpó a la “Comandante Lore” y “El Apá”.
Lo malo es que el único testigo presencial vivo por parte de las víctimas afirma que fue la “Comandante Lore” y no “La Güera” quien, vestida de policía, estaba en el retén donde Martí fue secuestrado. Además, Lorena González Hernández está relacionada con otros nueve casos, por lo menos.

sábado, 25 de junio de 2011

Inteligencia Militar


Sin palabras...

Explicación de la violencia en Monterrey, Nuevo León

Tomado de un artículo del Periódico local El Crucero, firmado por Manuel Garza

LOS MOVIMIENTOS ENVOLVENTES de nuestras gloriosas Fuerzas Federales han desplazado a lo que queda de los zetas de áreas que dominaban.

Ello los ha llevado a buscar refugio en algunos sectores que ellos mismos no consideraban muy buenos, y que dejaron en manos de los zetacuaches, especie de maleantes menores que se decían zetas sin serlo, pero que servían de carne de cañón en caso de bloqueos, por ejemplo, o de halcones.

Al llegar a esas zonas, pretendieron que los zetacuaches se disciplinaran y aceptaran la jefatura de los zetas desplazados, en vez de eso, los zetacuaches pelearon, se negaron y hasta retaron.

LA RESPUESTA ES UNA GUERRA EN la que ambos bandos se están exterminando.

Los chavales de hasta 13 años colgados en los puentes, son zetacuaches dejados allí para escarmiento de los otros, para exigirles que se dobleguen… pero hasta el momento no lo han logrado.

Han contado los zetas con la ayuda de policías, claro, quienes nunca llegan, e inclusive, sirven de parapeto.

ANTE ESTO, LA ESTRATEGIA es aislarlos, dejarlos que se acaben unos con otros…

Mientras tanto, los Cleaners no se ocupan de ellos, más bien, se dedican a pegarle a los enganchadores, tipos ya grandecitos que sirven para reclutar a los chamacos torpes que se meten de maleantes nomás por el arma y el dinerillo.

Por eso verá usted que en estos días, hay víctimas de mayor edad… ayer cayeron varios de 35 y más.

A esos los enfriaron los Cleaners, que mantienen su Operación Exterminio en contra de los zetas, que como se ve, tienen muchos frentes qué atender.

SI A TODO ELLO AGREGAMOS QUE LAS AUTORIDADES federales no aflojan, ocurre que la violencia se torna otra vez, asunto de mercadotecnia.

Es decir, los zetas que son buenos para eso, logran mucha atención gracias a que al televisión les difunde imágenes de sus acciones… en este caso los colgados.

Mutilar gente del bando contrario para meter miedo.

En fin, por favor cuídese.

Maneje sin amacharse como suele hacerlo, haga alto en todos los cruces, hasta en aquellos en que tiene preferencia de paso, no ande con audífonos caminando por la calle… tírese al suelo, no levante la cabeza (Y de preferencia no se grabe con el celular aunque ello sea una promesa de fama).

ESTÁ EN USTED no convertirse en daño colateral.

DE LOS INFORMES DE INTELIGENCIA que se van cumpliendo, para que se cuide por favor, está el incidente en el Conalep de ayer (Les avisaba de centros de estudio donde se han estado reclutando)…. ataque a policía de San Nicolás… acciones en el sector de Valle Verde…
acciones en los límites de municipios en donde confluyen Guadalupe, San Nicolás y Monterrey.

En todos esos lados cuídese y no se le pegue a las patrullas.


Violencia, descontrol y mensajes preocupantes


El  hallazgo, efectuado ayer por elementos del Ejército, de 11 fosas clandestinas en el municipio de Benito Juárez, en Nuevo León, es el más reciente de una cadena de hechos similares entre los que destacan los atroces descubrimientos realizados en San Fernando, Tamaulipas, y en Durango, en donde se han encontrado, en conjunto, más de 400 cuerpos. 
A la desmoralización producida por el reguero diario de cadáveres en el país se suma la provocada por la descomposición de las instituciones encargadas de garantizar la seguridad pública, que ayer cobró forma con la detención de 88 policías estatales de Tlaxcala.
Otro indicador alarmante del retroceso del estado de derecho y de la crisis de seguridad pública vigente es la anarquía que impera en las cárceles del país: significativamente, ayer mismo tuvieron que ser trasladados, bajo fuertes medidas de seguridad, 43 internos de alta peligrosidad del Centro de Readaptación Social de Acapulco, luego del violento motín registrado desde el pasado miércoles en ese centro penitenciario.
Los asesinatos en masa perpetrados en distintos puntos del país, la cooptación de corporaciones policiales por parte de la delincuencia y la pérdida de control en los penales son, entre otras, expresiones de descontrol gravísimo y generalizado, que se expresan incluso en aquellos ámbitos en los que la capacidad del Estado para hacer prevalecer el orden tendría que ser inobjetable, como las cárceles.
La crisis de seguridad pública a la que se asiste no puede remontarse solamente con golpes contundentes a la criminalidad, con gestos retóricos y burocráticos ni, mucho menos, con llamados a la unidad nacional sin propósito ni rumbo claros: al contrario, los sucesos cotidianos confirman la percepción de que las acciones adoptadas en contra de la delincuencia en el contexto de la estrategia adoptada por el gobierno federal no sólo no han logrado disminuir el sentir de inseguridad que recorre el país ni reducir el margen de maniobra de los grupos criminales; antes bien, éstos perpetran acciones cada vez más bárbaras que, además de sembrar temor y angustia en la población, constituyen mensajes de abierto desafío a las fuerzas del Estado.
En tal circunstancia, resulta desolador que el mensaje que envían las autoridades a la población no sea el de un compromiso por restablecer cuanto antes la paz pública, la legalidad y la justicia, sino una invitación a acostumbrarse a vivir en un entorno privado de tales elementos: ello se desprende de la negativa del gobierno federal a apartarse de su ruta actual en materia de seguridad pública, así como de medidas como los simulacros contra balaceras organizados por autoridades estatales en diversas escuelas del país.
El pasado jueves, en el contexto del encuentro realizado en el Castillo de Chapultepec con deudos de víctimas de la violencia que azota el territorio, Felipe Calderón Hinojosa centró su defensa de la actual estrategia de seguridad pública en la incuestionable necesidad de que las autoridades combatan la criminalidad. 
Nadie en su sano juicio reclamaría al Estado desentenderse de su responsabilidad de prevenir, perseguir y sancionar los actos delictivos: a fin de cuentas, proteger la integridad física de los habitantes es la primera y la más obvia obligación de cualquier Estado. 
Ocurre, sin embargo, que para cumplir cabalmente con esa responsabilidad se requiere de articulación institucional en todos los niveles de gobierno, de probidad y transparencia en las oficinas públicas y de capacidad de control sobre las corporaciones de seguridad federales, estatales y municipales, aspectos que, a juzgar por los hechos referidos, brillan por su ausencia. 
Si el Ejecutivo federal aspira a respaldarse en consensos sociales, debe empezar por propiciar su construcción, y para ello se requiere que rectifique políticas de seguridad que simplemente no han frenado la violencia –más bien, la han exacerbado–, y que ahondan y extienden la percepción social de descontrol, desprotección y vacío de poder.

Diálogo con Narco, sería un gran error, el fin de nuestro país



El poeta Javier Sicilia propone a las autoridades de México el dialogar con los narcos. El venerable poeta considera que solo así podrá frenarse la violencia en el país. 

Pero realmente, siendo sinceros, tal diálogo no tiene sentido.

Y es que para que tal diálogo termine en buenos términos, las autoridades tendrían que permitir que los carteles de las drogas continúen felizmente con su modus operandi de corromper a las autoridades para poder ganar mercados y rutas.

Un pacto con los carteles de las drogas solo terminaría oficializando su estatus de intocables. Tanto ellos, como los políticos que se asocian actualmente y en el futuro con ellos, serían impunes. 

En corto, la corrupción en vez de desaparecer, regresaría a la escena revitalizada. Digo, no por nada, han apoyado ciertos carteles de las drogas al movimiento que lidera Javier Sicilia, como es el caso de los Beltrán Leyva. 

No solo porque les beneficiaría tal diálogo, pero porque movimientos como el de Sicilia tienen la distinción de culpar de todos los males que se generan por la guerra de las drogas, al gobierno y ejército mexicano.

Los activistas (y ciertos medios), no culpan a los narcos por los crímenes que ellos mismos cometen, no, si no que culpan al gobierno exclusivamente.

Según la lógica de éstos activistas, el gobierno es culpable de que los narcotraficantes -a diferencia de la gran mayoría de los mexicanos- fueron orillados (aparentemente contra su voluntad), a una vida de crimen y muerte.

Inclusive, la periodista de La Opinión, Gardenia Mendoza Aguilar, en su reportaje sobre las muertes de centroamericanos en la frontera sur de México, hizo a un lado su imparcialidad como reportera y declaró tajantemente que los culpables de las muertes de dichos migrantes era "la sociedad y autoridades mexicanas". 

En ningún momento culpó de la matanza a los "presuntos" narcotraficantes o Zetas que jalaron de los gatillos. Aparentemente, para la reportera, los narcos también se incluyen entre las víctimas.

En todo caso, movimientos como el de Javier Sicilia solo recibirán el apoyo total (y no parcial como sucede ahora) de ésa misma sociedad mexicana "asesina", cuando finalmente se ponga en la mira a los narcotraficantes y se dejen de andar culpando a segundos o terceros, y solo por cuestiones de ideología.


jueves, 9 de junio de 2011

Pensamiento del Sicario caido...



Mírate ahora, con la mierda de fuera, ensangrentado e intoxicado, humillado, sin ningún valor, sin nadie que te extrañe, con miles de personas burlándose de tu rostro inerte, riendo a carcajadas por tu muerte, celebrando, maldiciendo tu vida desperdiciada.

Sin ningún homenaje, ni honor, sólo odio, repudio, rabia de tu gente, tus hermanos mexicanos, aquellos que te habrían ayudado si se los pedías, a quienes traicionaste, a quienes secuestraste, mexicanos a quienes les violaste una hija, una hermana, una madre, una esposa… 

Mírate ahora, tirado con la cobardía impregnada en tus ojos, con el miedo brotando de tu nariz, sucio, cubierto de tierra, escondido, sentiste el temor de los inocentes que torturaste?... no, ellos fueron atormentados por horas, violadas por horas, una, y otra, y otra vez, mientras tú celebrabas con pendejos intoxicados que te habrían traicionado si les pagaban más.

A esos que llamaste hermanos, que les confiabas tu vida, míralos, escaparon, ni siquiera sabían tu nombre, ni el de tus familiares, ahora están emborrachándose, disfrutando de placeres vanos, ya ni siquiera te recuerdan, no eres nadie.

Tus familiares te desconocerán, no llorarán por ti, porque no saben de ti, te pudrirás en una fosa común, junto a cientos más como tú, personas que nacieron con el potencial de hacer un bien muy grande, que pudieron hacer feliz a una mujer, que pudieron ver a sus hijos crecer, morir en paz en la vejez, pero ya es muy tarde, mírate ahora… 

Pero ya nada puedes hacer…